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Repsol será uno de los mayores acreedores de Argentina, con un 2,5% de la deuda del país

Antes de que comenzara el conflicto entre el Gobierno de Argentina y Repsol por la expropiación de YPF nadie podía imaginarse que la petrolera española se convertiría en uno de los principales tenedores de deuda pública de ese país. Ahora esto es casi una realidad. Es lo que ocurrirá si finalmente llega a buen puerto el acuerdo en el que Argentina ofrece a Repsol bonos soberanos por un valor de 5.000 millones de dólares para compensar el expolio.

 

La compañía presidida por Antonio Brufau tendría así en sus manos el 2,5% de toda la deuda pública argentina. Este porcentaje sobresale en un país en el que precisamente la deuda no está sostenida por inversores privados, sino que son las instituciones y agencias públicas las grandes acreedores del Estado.

En estos momentos, la deuda de Argentina supera los 196.000 millones de dólares -representa un 43,6% del PIB- y ni siquiera un tercio está en poder del sector privado. De hecho, su importancia es cada vez más residual y en el primer semestre de este año redujeron su posesión en 1.968 millones de dólares, de forma que ahora poseen títulos que equivalen al 12,3% del PIB de Argentina.

Por tanto, uno de los efectos de esta solución es que Repsol será uno de los grandes inversores privados de la deuda argentina. Los bonos que se le entregarían a la petrolera española representarían un 8 por ciento de todos los títulos en manos privadas.

También pasará a ser uno de los principales acreedores externos, de fuera del país, puesto que estos solo financian un 8,6% de la deuda de Argentina.

Emisiones congeladas

El Gobieno argentino ha planteado un acuerdo que evita años de disputas en los tribunales, pero aún se desconoce la mayoría de las condiciones que tendrán esos bonos, emitidos en dólares, y las garantías que se pactarán para el cobro de esa deuda una vez pasados los diez años de vencimiento. Pero, ¿qué está recibiendo realmente Repsol?

Una de las preguntas es si podría vender estos títulos con facilidad en el mercado. Tras las numerosas reestructuraciones y quitas de deuda que han soportado los inversores -el último canje fue hace apenas tres años-, el Estado argentino no está emitiendo bonos actualmente. Es más, no hay ningún bono que se esté tomando como referencia en el mercado secundario, en el que cotizan los títulos después de ser emitidos. Algunos de los que más dinero mantienen hoy en día en circulación cotizan con caídas. Por ejemplo, la deuda a 10 años emitida en abril de 2007 cotiza con un descuento del 10 por ciento, es decir, que si sus inversores quisieran vender recuperarían un 90 por ciento de lo que compraron.

“Una de las claves es si la emisión se hará en dólares bajo legislación argentina o bajo la europea o estadounidense, ya que en el primer caso Argentina podría hacer cualquier tipo de reestructuración en el futuro”, apunta un gestor que prefiere no ser citado.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la deuda de la República de Argentina en moneda extrajera a largo plazo es considerada como bono basura. Moody’s fija un rating de B3, S&P lo sitúa en CCC+, y Fitch, el más bajo, en CC.

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